Lo que parecía una fiesta de cumpleaños feliz para Ancelotti en su partido 300 con el Real Madrid, casi acaba en drama. El Real Madrid estuvo muy cerca de tirar por la borda un 3-0 en apenas 10 minutos. Lucas Vázquez, Mbappé y Rodrygo dieron una ventaja que parecía casi definitiva. Sin embargo, primero Benavidez y después Kike, solo tres minutos después, metieron el miedo en el cuerpo a un Bernabéu que acabó pidiendo la hora. Endrick, en un lance con Mouriño, se jugó la roja.
La victoria ante el Alavés dejó las dos caras del equipo. 80 minutos perfectos sin apenas dar opciones a un Alavés que se vio muy superado desde el inicio. Serios en defensa y decisivos en ataque. Un partido muy completo que, inexplicablemente, casi acaba en tragedia. 10 minutos finales que a punto han estado de tirar por la borda el trabajo de los primeros 80.
La noticia fue que no hubo rotaciones. A pesar de las anunciadas por Ancelotti en la previa, finalmente solo Lucas, capitán y titular por necesidad, fue la única novedad en el once. El resto, los mismos de siempre. Militao, Rudiger y Mendy en la defensa. En el medio, de nuevo, Tchouameni pivote junto a Valverde, titular por enésima vez y arriba los cuatro de siempre: Bellingham llegando desde segunda línea, Rodrygo por la izquierda, Vinicius por la derecha y arriba, finalmente Mbappé. Endrick, suplente. En frente, un Alavés que si rotó. Luis García sabe que esta no es su liga y solamente introdujo cinco titulares en el equipo. El equipo babazorro estaba presente en cuerpo pero no en alma, al menos casi hasta el final. Sus miradas apuntaban a Getafe, su próximo rival y se notó nada más empezar.
50 segundos le bastaron al Real Madrid y al futuro Balón de Oro para comenzar a decantar el partido. Vinicius, tras un magnífico control, encaró a su marcador del que se marchó con total facilidad para llegar a línea de fondo y poner el balón atrás donde apareció el capitán, Lucas Vázquez para adelantar al Real Madrid. Un momento casi sin precedentes en lo que llevamos de temporada. El segundo gol de temporada en la primera parte. Tras el gol, el ritmo del partido bajó aunque la intensidad fue la tónica habitual de los primeros 45 minutos. De nuevo, por motivos ajenos al juego. Primero, Valverde y después Vinicius vieron la tarjeta amarilla por protestar. El primero tras hacer un gesto después de una inexistente falta y el segundo, más increíble aún, por alentar al público sin ni siquiera mirar al colegiado Muñiz Ruiz.
Pero ni el árbitro ni las tarjetas, arruinarían la primera parte del equipo blanco, continuando con la clara mejoría de los últimos partidos. El mejor ejemplo, antes del descanso. Kylian se quiso apuntar a la fiesta blanca pre derbi. Una combinación con Bellingham permitió al francés plantarse en el punto de penalti y con un sensacional recorte eliminó al último defensa, batiendo con total facilidad a Sivera, que nada pudo hacer. 2-0 y a pensar en el derbi (o eso parecía).
La segunda mitad fue un calco de la primera. Si bastó un solo minuto para desnivelar el encuentro, en la segunda parte, el equipo necesitó el doble, dos minutos. Eso fue lo que tardó Rodrygo, tras una jugada sensacional desde la banda en batir por debajo de las piernas al guardameta de El Glorioso. Tras el gol llegó la relajación y con ello el carrusel de cambios. Tal fue así que nos permitió ver a Endrick más que en toda la temporada. 25 minutos para darle entrada por Rodrygo, decisivo una noche más.
Pero si bien, cuando parecía que la fiesta estaba ya en los últimos resquicios, llegó un invitado sorpresa que animó la fiesta. El Alavés apareció tras 80 minutos y metió el miedo en el Bernabéu, vaya que si la metió. Primero Benavidez con un golazo desde el borde del área trajo el run run. Sin embargo, lo que se pudo quedar en tan solo una anécdota, tres minutos después se convirtió en un drama. Kike García anotó el 3-2 y tocaba sufrir, inexplicablemente, tocaba sufrir. Finalmente se ganó y el equipo ya piensa en el partido del próximo domingo ante el Atlético de Madrid en el Metropolitano.