Real Madrid y Atlético de Madrid necesitaron de una vibrante tanda de penaltis para dilucidar quien de los equipos lograba el billete a los cuartos de final de la Champions. Después de 120 minutos de disputas, tensión y muchísima emoción en el Metropolitano, Szymon Marciniak hizo sonar su silbato indicando que la eliminatoria se decidiría desde los once metros. Cinco lanzamientos para cada equipo para felicidad y tristeza de unos y de otros. El desenlace, sonrisas en el conjunto blanco y caras largas en los rojiblancos. El Real Madrid lo había vuelto a hacer, había vuelto a eliminar a su archienemigo de la capital, pero antes de la carrera desenfrenada de la plantilla merengue celebrando el pase a la siguiente ronda de la Liga de Campeones, pasaron muchas cosas.
El momento ‘Davide’ y un cambio de lanzador
Los minutos previos al comienzo de la tanda de penaltis siempre son de mucha incertidumbre y agitación. Elegir a los cinco hombres que tendrán la responsabilidad de chutar no es fácil y tanto cuerpo técnico como futbolistas tiene que crear una comunión total para decidir quienes son los jugadores más preparados para asumir la presión. En el corrillo, Davide Ancelotti, hijo y segundo entrenador de Carlo, llevó la voz cantante en la charla y dijo en voz alta los lanzadores que tenía apuntado en un papel. El orden fue fácil de escoger, primero iban a lanzar los mejores en esta tarea, los especialistas: primero Mbappé, luego Bellingham y tercero Fede Valverde. El cuarto lugar fue para Lucas Vázquez, quien hasta el momento había anotado todos los penaltis que había pateado en tandas.
Con el quinto, y en principio último lanzador, surgieron las dudas. Todo iba encaminado a que Endrick fuera seleccionado para la compleja labor. El gran golpeo de balón era la gran baza para que el cuerpo técnico se decidiera por él, pero Ancelotti frenó la decisión y basado en las sensaciones cambió de pateador. Sería Rüdiger el quinto penalti. «Teníamos dudas en el quinto penalti, pero vi la cara de Endrick y pensé, mejor Rüdiger», expresó ‘Carletto’ tras el partido. Antonio no le quitó la razón y como en Manchester el año pasado, anotó el quinto y definitivo penalti.
El doble toque de Julián Álvarez
Fue el momento que cambió el transcurso de la tanda de penaltis. Mbappé marcó el primer penalti y lo mismo hizo Sorloth en el primero de los rojiblancos. 1-1. Bellingham, segundo lanzador blanco, también anotó su lanzamiento, el Real Madrid volvía a estar por delante en el marcador. Y llegamos al meollo de la cuestión. Julián Álvarez se planta en el punto de penalti y bate a Courtois cruzando el balón. En principio, la contienda se ponía 2-2, pero justo después del lanzamiento, el Real Madrid con Courtois, Mbappé y Lucas Vázquez a la cabeza, se da cuenta de que Julián al resbalarse toca el esférico con ambos pies, algo que es ilegal. Thibaut Courtois, fue el primero en verlo: «Sentí que tocó doble y se lo dije al árbitro. No es fácil de ver y es mala suerte para ellos» y luego varios de sus compañeros se lo hicieron saber a Marciniak. Tras revisarse en la sala VAR, el colegiado anuló el penalti suponiendo un fallo para el Atleti y el 2-1.
La UEFA, este mediodía ha querido zanjar cualquier polémica con un vídeo con una nueva toma en la que se aprecia a la perfección que el delantero argentino toca el balón tanto con el pie de apoyo como con el pie con el que lanza.
De nuevo un exmadridista
El fallo de Julián Álvarez no lo aprovechó el Real Madrid. Lucas Vázquez, cuarto lanzador merengue erró su penalti, con un disparo manso y no demasiado esquinado, que sacó bien Oblak. El Madrid perdía la ventaja. Pero los de Simeone tenían que hacer bueno el «favor» del gallego, y no fue así. Marcos Llorente, canterano del conjunto merengue e integrante de la primera plantilla entre 2017 y 2019, estrelló en el larguero su penalti dejando a su actual equipo, el Atlético de Madrid, en el precipicio. Como Juanfran en la final de Milan de 2016, un exmadridista condenaba al Atlético. Un nuevo balón al palo que destrozaba las esperanzas colchoneras.
Y al igual que ocurrió en San Siro, el Real Madrid no perdonó en el quinto y último lanzamiento. Los blancos habían ganado una tanda de penaltis memorable que daba acceso a los cuartos de final de la Champions. La plantilla al completo del Madrid estalló en jubilo y celebró por todo lo alto una nueva epopeya europea.