Cuando más en la cuerda floja parecía estar Ancelotti, dos jóvenes inexpertos aparecieron para «dar vida» al italiano. Dos actores secundarios acostumbrados a ver las grandes noches desde el banquillo pero que ayer se erigieron como los verdaderos protagonistas de una noche. Güler y Endrick, Endrick y Güler, sin oportunidades a lo largo de la temporada y que ayer salieron para dar el pase a la siguiente ronda y sobre todo, para darle aire a su técnico.
Suplentes
Ancelotti anunció que no iba a hacer excesivas rotaciones y cumplió su palabra. Con un once más o menos reconocible, el italiano volvió a dejar en el banquillo a Endrick y Güler. Más sorprendente el caso del segundo, sobre todo tras jugar un grandísimo partido en la primera eliminatoria copera. Pero la historia volvió a repetirse. Brahim acompañó a Vinicius y Mbappé en el ataque. Sin embargo, nadie se podía imaginar lo que estaba por llegar.
Ancelotti dio entrada primero a Güler en el minuto 70 por Brahim ya con el partido aparentemente resuelto. De hecho, solo 7 minutos más tarde, el turco anotaría el tercer tanto blanco aunque fue anulado por fuera de juego de Vinicius. Fue ahí cuando el italiano sustituyó a Mbappé por Endrick. Pero de repente, todo cambió. Lo que parecían unos minutos casi residuales, se acabaron convirtiendo, gracias a los errores individuales, en una auténtica final para el italiano, más en el alambre que nunca.
La liberación de Ancelotti
Fue probablemente cuando peor lo estaba pasando el equipo blanco. Sin profundidad ni prácticamente acercamientos durante la primera parte de la prórroga, el Santiago Bernabéu ya avistaba no demasiado lejos una dramática tanda de penaltis. Sin embargo, todo cambió gracias a un chispazo de los dos niños.
Un latigazo de Endrick precedido de un gran pase de Güler dio vida y esperanza al Real Madrid. Un gol que permitió respirar al Real Madrid pero sobre todo al brasileño. De nuevo en su modo más reivindicativo, volvió a demostrar que tiene y mucho gol. El equipo volvía a ponerse por delante justo cuando peor lo estaba pasando.
Ya con el partido resuelto y tras el golazo de Valverde, Endrick volvió a tener su merecido protagonismo. Un taconazo en el área pequeña batió a Ivan Villar y cerraba definitivamente una eliminatoria que se había complicado y de que manera. Nuevo tanto para el ex del Palmeiras que cuenta casi cada intervención por gol. Algo que sin duda no termina de entender el madridismo. Casi sin oportunidades, solamente ha sido titular en dos encuentros en lo que llevamos de temporada. Ante el Lille en Champions y en la primera ronda copera ante la Deportiva Minera. El resto, minutos a cuenta gotas.
En una situación parecida llegaba Güler. Tras cuajar varios partidos importantes en noviembre, curiosamente tras el partido en Vallecas donde repartió dos asistencias, desapareció. Sin minutos prácticamente en la final de la Intercontinental ni en Mestalla ni la Supercopa de España, solo apareció de inicio ante la Deportiva Minera, compartiendo ataque con Endrick. Una situación que volvía a colocar al turco en la casilla de salida de una historia casi interminable. Ahora, cosas del destino, han sido los dos que han salvado a Ancelotti.
Los elogios de Ancelotti
«Endrick ha mostrado su calidad. Es un delantero que cuando tiene la posibilidad demuestra que tiene un golpeo extraordinario. Y Güler ha trabajado muy bien. Ha entrado cuando el partido se ha puesto difícil y ha mostrado carácter porque ha trabajado para el equipo», reconoció el italiano tras el encuentro ante el Celta. «Match ball» salvado por Ancelotti que le permite coger aire tras lo ocurrido en la Supercopa.