Hablar de Brahim Díaz es hablar de un jugador que siempre aporta a su equipo y siempre tiene incidencia en el juego. Rara es la ocasión en la que el malagueño salta al campo y el Real Madrid no nota su presencia. El pasado martes ante el Manchester City fue otra demostración más. El ’21’, como suele ser costumbre, entró al terreno de juego en los últimos minutos del choque y con poco tiempo por delante dejó nuevamente su impronta en el partido. Esta vez en forma de gol.
La figura de Brahim en la plantilla es un lujo para Carlo Ancelotti, que sabe que es injusto con él. El técnico italiano confía en el internacional marroquí como revulsivo y agitador en las segundas partes pero es consciente que el nivel del mediapunta es digno de ser titular en cualquier club del mundo. Sin embargo, la competencia feroz que hay en la delantera blanca relegan a Brahim al banquillo siendo la siguiente opción por detrás de Mbappé, Vinícius, Bellingham y Rodrygo.
Cumpliendo la ‘ley del ex’
Cuando Brahim saltó al césped del Etihad Stadium en el minuto 84 sustituyendo a Rodrygo, el Real Madrid iba por debajo 2-1 en el marcador; sin embargo el impacto del hispanomarroquí en el choque fue instantáneo y letal. Conexión Vinícius – Brahim para saltar por los aires el partido. El malagueño mete un balón al espacio al brasileño que desde la banda derecha saca un remate seco al cuerpo de Ederson, el meta ‘citizen’ no bloca y deja el rechace muerto en el área, ahí aparece Brahim y con la pierna diestra bate por abajo al carioca. Un disparo inapelable que bota justo antes de entrar. Con este tanto, Brahim cumplió la ‘ley del ex’, una ley no escrita en el mundo del fútbol que afirma que un jugador que se enfrente a su antiguo club, se convertirá en el verdugo de este marcando un gol.
La diana del andaluz espoleó al Real Madrid que, fiel a su ADN, creyó hasta el final y se llevó su recompensa. Bellingham, en el 92, hizo justicia a un partido repleto de ocasiones blancas fallidas y dio la victoria al conjunto español (2-3) otorgándole ventaja de cara al duelo de vuelta en el Bernabéu (19 de febrero).
Respeto hacia su exequipo
El 2-2 desató la euforia en todos los jugadores merengues, el banquillo y los millones de aficionados alrededor del mundo, pero hubo una persona que no se inmutó y permaneció sereno. Fue Brahim Díaz, el propio autor del tanto. El madridista tras marcar el gol, no lo celebró e inmediatamente levantó las manos pidiendo perdón. Un gesto que refleja el cariño que Brahim tiene a su club de formación. El de Málaga llegó a la entidad ‘skyblue’ con tan sólo 13 años siendo una apuesta personal de Manuel Pellegrini, entonces entrenador del Manchester City y cuatro años después debutó con el primer equipo, a los 17. Los caminos del fútbol le hicieron llegar a Madrid y ahora, con 25, castigar al equipo que le vio nacer.
«Esto todavía no está terminado»
El goleador del partido, habló al termino del mismo con los medios de comunicación para valorar su partido y la primera victoria en el Etihad en la historia del Real Madrid. «Esto todavía no está terminado, queda la vuelta. Evidentemente es en nuestra casa y será otra cosa, será mucho mejor. Estoy muy contento por la victoria y por cómo ha sido. Hemos hecho un partido muy completo. Me voy muy contento por el gol y por poder ayudar al equipo«, expresó el media punta.
«No me gusta hablar de justicia. Esto es fútbol, puedes jugar muy bien y perder. Creo que hemos hecho un gran partido. Aquí no es fácil, es un equipo bastante bueno. Todavía queda la vuelta, el trabajo no está terminado. Aprovechamos bien sus errores y creamos muchas ocasiones. El trabajo del equipo ha sido muy bueno, hemos competido muy bien ante un gran rival y hemos ganado. Esto es el Real Madrid, el mejor club del mundo«, afirmó el jugador merengue.
Por último Brahim también quiso acordarse de la afición del Manchester City, su (no) celebración y el cariño recibido: «Estoy muy contento en este club, es donde siempre he soñado estar. Luego lo celebré por donde estoy y por lo que nos estamos jugando, pero estuve en el City bastantes años y estoy muy agradecido. Metí dos goles aquí hace dos años y corearon mi nombre, así que un respeto tenía que mostrar«.