Aurelien Tchouameni y Eduardo Camavinga viven momentos completamente distintos en el Real Madrid. El estado de forma de uno y otro en este punto de la temporada están alejados entre sí. Mientras que el ex del Mónaco está alcanzando su mejor versión del curso y empieza a asentarse como una pieza clave en el pivote del conjunto blanco, Camavinga genera muchas dudas y está dejando actuaciones poco convincentes. En el choque del martes frente al Atlético de Madrid en Champions, ambos jugaron juntos y Tchouameni, pese a tampoco brillar, salió reforzado del encuentro, sin embargo su compatriota fue uno de los principales señalados al finalizar el partido.
Tchouameni aporta solidez
Lejos de florituras, brillanteces o adornos, Aurelien no es eso. No verás al galo hacer una bicicleta o un regate impresionante pero sí le veras aportando el equilibrio necesario en cualquier equipo. Lejos ha quedado la versión frágil del de Ruan, una versión bastante asociada a su etapa de defensa central, posición en la que nunca ha terminado de cuajar. Tchouameni, como central, ha dejado fallos importantes esta temporada, y ha estado lejos de un nivel necesario para esa posición; sin embargo, con continuidad en el medio campo está demostrando que es un jugador tremendamente válido para actuar como pivote en el Real Madrid.
La fe de Carlo Ancelotti en Tchouameni ha sido inquebrantable, incluso en los momentos más difíciles. Ahora esa confianza está empezando a dar sus frutos y el francés está respondiendo. El duelo del pasado martes fue el último ejemplo del compromiso y la seriedad de Aurelien. Ante el Atlético de Madrid no fue su mejor partido de la temporada, aún así dejó muchas más luces que sombras. El ’14’ dotó de solidez a la medular blanca y estuvo mucho más cómodo que Camavinga en el doble pivote. Tuvo un mayor rol de contención y completó buenos pases surtiendo de balones principalmente a los laterales.
Camavinga, sinónimo de descontrol
El partido de Camavinga el pasado martes en el Santiago Bernabéu desquició a compañeros y cuerpo técnico. Eduardo fue como «pollo sin cabeza» durante los 62 minutos que estuvo sobre el césped en la ida de los octavos de final de la Champions. Fue la nota negativa de un Real Madrid que tuvo que tirar de él para cubrir la baja por lesión de Dani Ceballos. Pero el francés y el utrerano son polos opuestos. El primero es riesgo, descontrol, impulsividad… en definitiva, puro nervio, mientras que el sevillano es paciencia, control, visión de juego…
La actuación del ‘6’ fue muy gris y además salió en la foto del gol de Julián Álvarez. Camavinga es un jugador que tiene tendencia a arriesgar pero esta vez el duelo no cayó de su lado. El delantero argentino estaba en la esquina del área y parecía una acción sin demasiado peligro para la portería de Courtois. El madridista intentó robarle el balón pero salió perdedor en esta ocasión y ‘La Araña’, con ventaja, sacó un misil absolutamente inapelable que se marchó directamente a la escuadra. Un golazo sí, pero el francés no eligió bien.
Ancelotti, poco convencido con el rendimiento del centrocampista, decidió sacarle del encuentro. Camavinga fue el primer cambio del Real Madrid. Abandonó el terreno de juego en el minuto 62 siendo sutituido por Modric.
La temporada 2024/2025 no está siendo fácil para Eduardo. Las lesiones le han ido lastrando desde el principio y por culpa de varias dolencias no ha podido coger el ritmo competitivo necesario. El curso comenzó a torcerse en el entrenamiento previo a la disputa de la Supercopa de Europa en Varsovia. Un mal giro de rodilla mandó al francés a la enfermería, en la que permaneció un mes y medio. Tras ello, ha sufrido también dos lesiones musculares en las que ha estado dos y tres semanas de baja.